domingo, 31 de octubre de 2010

Lo que sea V


Él me habla de constancia.
Seguir.
No frenar.
De eso se trata, aparentemente.
No hay descanso.
Hasta el reposo es parte.
-Confiá - me dice.
Continuar aunque parezca que no hay nada.
Aunque pienses que nada va a llegar, que nada se define.
"Siempre está definido" pienso
-No hay nada porque frenamos - me dice.
Entonces seguí.
No pares.
Vas bien.
La pasión, fundamental.
Aprenderás de cada herida, de cada dolor.
Es necesario insistir.
Las horas de sueño son inspiración.
Estamos en una ola que nunca rompe.

Éste es el momento de no aflojar.

viernes, 29 de octubre de 2010

Camina


Él habla de una presión justa. Que ni se note.
Que resbale como las gotas de lluvia que vi esta noche, cuando caminé esas cuadras tan porteñas.
La llovizna era tan intensa que parecía un cuadro impresionista.
Así de perfecta es la presión de la que hablan. Casi una caricia.

La bandera a media asta en mi país.

-Ya nadie te va a retar.

- Mis hombros se reconocen.

Como un puntito en el horizonte quedó el tren que vi pasar esta noche. Tengo presente la luz que entre el agua llegó a mí.
No alcanzó para alumbrar a esos locos besándose en esa esquina.

No alcanzó para iluminar mis ojos.

Qué linda ciudad!

martes, 12 de octubre de 2010

¿Qué es lo que está pasando?




Un nexo.

Un hilo conductor hacia algo amorfo que no tiene nombre.

Un destino impredecible que encaja perfectamente en la secuencia.

Casi sin darme cuenta.

Un rompecabezas de piezas invisibles que nunca estuvieron en una caja.

Si bien le encuentro diez mil explicaciones, es -al fin y al cabo- inexplicable.

La parte que tengo en mis manos no me pertenece.

Es el enlace al enlace que sigue, que precede a un enlace.

Una rueda que gira casi por inercia y vaga en una línea de tiempo, tan coherente como incomprensible.

Un mecanismo conocido, entusiasmado por lo que vendrá.



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martes, 5 de octubre de 2010

Los 60 de mi viejo


El quince de septiembre, día del grito por la independencia mexicana, mi abuela gritó dolor y gritó alegría.

Nació mi viejo, hace sesenta primaveras.

Dos veces mi vida y seis años de yapa los lleva el viejo con tal eficacia que nadie sospecha los inviernos vencidos por su maña.

Caudillo de sus sueños, leal a sus convicciones, fue siempre ejemplo de perseverancia y fortaleza.

Es mi viejo impronta en mi humor, chispa en la hoguera de las risas que mi hermana y yo compartimos hoy.

Tiene el vicio de querer educarme con palabras, pero no sabe que su mejor enseñanza no puede pronunciarse.

Mi viejo vive el hoy, es feliz con poco.

Ya lo conozco.


Ya somos pares.